miércoles, 27 de julio de 2011

1era propuesta de modificación del nombre de la Escuela Primaria N°22

Propuesta de modificación del nombre de la Escuela Primaria Nº 22
Estrada 6602 – Mar del Plata -

Arquitecto OSVALDO MARIO Cholo CEDRÓN

   En concordancia con lo expuesto por la Dirección General de Cultura y Educación respecto del valor de la nominación de las instituciones educativas en relación con el arraigo simbólico, las identificaciones claras y el espíritu de pertenencia, propongo modificar el nombre de la Escuela Primaria Nº 22 por el del Arq. Cedrón porque reúne todas las virtudes enunciadas en la convocatoria:”… que el nombre elegido sintetice ideas, inspire futuros de inclusión y vida comunitaria democrática. Deberá destacar la vida y obra de personas de reconocidas virtudes cívicas que,  con la claridad y ejemplaridad de su accionar, permitieron un mejor desarrollo comunitario –en escala local, provincial, nacional, latinoamericana o de reconocimiento mundial-…”              Estas virtudes se ven enriquecidas por tratarse de una persona que perteneció a esta comunidad educativa. Había nacido en Buenos Aires en 1943 y a los 7 años se radicó en Mar del Plata con su familia en una casa de la calle Caseros, en el Barrio El Grosellar. Él, sus cuatro hermanos y, posteriormente sus cinco hijos y sus sobrinos hicieron la escolaridad primaria en la ESCUELA Nº 22.

   Adjunto a esta propuesta varias páginas en las que se detallan rasgos de su vida y de su obra, acompañados de testimonios de personas que lo conocieron en distintos aspectos de su vida.
   Desde 1986 hasta su fallecimiento, vivió con su familia en la “casa grande” de la esquina de Estrada y Carballo, en diagonal con la Escuela.
   Puedo acreditar que todo lo dicho en estas páginas es absolutamente veraz, porque tuve la enorme suerte de haberlo conocido y porque hace once años que vivo en mi casa, que  es parte del “Proyecto de las 31 viviendas de la Cooperativa Nosotros podemos” que él presidía.
   Me permito  proponer su nombre para la escuela, sabiendo que toda la comunidad educativa podrá sentirse orgullosa y representada por sus virtudes.




Osvaldo Cedrón (1943-2005).- Arquitecto. Especialista en programas públicos de gestión constructiva. Con una amplia trayectoria en materia de vivienda y equipamiento comunitario para los sectores populares, fue coordinador (por la Comisión Municipal de la vivienda de Buenos Aires) del Plan Piloto de Realojamiento del Barrio de emergencia Nº7 (Villa 7 – Mataderos, ver Prohibido Vivir Aquí, de Eduardo Blaustein) y coordinador del Programa de Regularización Urbana y Social y de Mejoramiento de Barrios asentados en tierras fiscales nacionales, en las provincias de San Juan, Tucumán, Santa Fe, Buenos Aires. Docente de la Universidad de Buenos Aires, y posteriormente de la universidad de Mar del Plata, también coordinó el Curso de Post Grado de “Tierra, vivienda y mejoramiento del Habitat” y el curso del Instituto de la Vivienda de la Provincia de Buenos Aires “Nuestros Barrios, Hogares y Pueblos” para la conformación y el fortalecimiento de equipos técnicos de gestión participativa de viviendas sociales y mejoramiento del hábitat comunitario.

Palabras de Juan “Tata” Cedrón – Hermano de Cholo, músico

“Llegamos a la Escuela 22 en el año 1952 o 1953. Primero Osvaldo, Jorge y yo. Más tarde fueron también Roberto y Rosita. Cinco hermanos Cedrón. Tenía dos salas con la puerta al diome que daban a la calle y mirando de frente, a la izquierda, atrás, otra sala, ésta prefabricada, y el patio con el mástil y la campana. Era de color crema. Había una maestra que tenía primero inferior, segundo y tercero en una sala. Y el director Guiscardo que tenía cuarto, quinto y sexto. El director jugaba con nosotros a la pelota y a veces nos puteaba. También nos hacía recitar poemas: “mal curadas las heridas que ayer mismo recibiera en el tormento”. Una vez mandó un mensajito a una vecina por intermedio mío. Misterio. Yo era el mayor de la clase.
Nosotros llegábamos a pie, o en un petiso o en bicicleta. Cómo llegábamos tarde nos preguntaron por qué: y.. dijimos,  tenemos que ordeñar la vaca, y la bicicleta tiene la cubierta podrida. Entonces un día junto a toda la clase nos hicieron pasar al frente a los tres con los ojos cerrados. Yo espiaba… y vi acercarse a una alumna. La García, creo. Y en sus manos hacia adelante había dos cubiertas nuevas. Habían hecho una vaca. Aún me hace lagrimear.
Los que teníamos vacas (¡Ja! Éramos ganaderos…) llevábamos leche y a la media mañana tomábamos leche caliente con cascarilla (cáscara de cacao). Éramos buenos alumnos. Yo en matemáticas, Osvaldo en todo, Jorgito más o menos. Éramos rebeldes. Sobre todo Osvaldo. Jorge se agarraba a tortazos. Una vez lo querían cascar a Osvaldo y Jorge lo agarró de la solapa al chico y le largó ¿por qué le pegás al pibito, ¿eh?” Y… tenían la  misma edad Jorge y Osvaldo… eran mellizos... Hacía frío. Llegábamos con los pies mojados. Usábamos alpargatas. Éramos muy solidarios. Nos conocíamos entre nosotros.   Sabíamos de nuestras familias, de lo que no se dice.
No se olviden: cinco Cedrones fueron a esa escuela argentina. Para mí sería una alegría que recibiera el nombre del Cholito, de Osvaldo Cedrón.
Como es sabido, Osvaldo fue arquitecto, hizo barrios enteros en Mar del Plata, y trabajó en toda la provincia de Buenos Aires, con una idea muy tozuda de que el bienestar era para todos, especialmente para los más humildes, y que los más humildes tenían que tener casitas que, además de prácticas y sólidas, fueran lindas, porque en una casa descansan los laburantes, se forma una familia, pero también se sueña. Osvaldo fue además un formador, un maestro. Lo fue dentro de la universidad, en el aula y en las calles. Todos o muchos pueden recordar al arquitecto Cedrón polemizando en alguna esquina, charlando, bajando línea. Y así como fue un formador, un profesor inestimable para muchos jóvenes argentinos también nunca dejó de formarse, de leer, de estudiar, de buscar. Ese hombre, mi hermano, salió de la Escuela 22”.  
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Recuerdos de Candela Cedrón –Su hija mayor


El Cholo nació el 25 de abril de 1943, junto a su hermano mellizo Jorge, (siempre aclaraba cuando le recordaban todo lo que había hecho, que todo lo había hecho con sus compañeros y amigos "ni nacer lo hice solo") en Capital Federal.
Cuando tenían como 6 o 7 años se fueron a vivir a Mar del Plata. Desde el comienzo vivieron en la calle Caseros. Cuando nos fuimos a vivir nosotros en el 76 la casa estaba pintada de rosa y nosotros a nuestros 5.6 y 8 años solíamos cantar " La casa rosada cambio de dirección, ahora está en Caseros por orden de Cedrón".
En el 84 nos mudamos a la casa Grande, así le decíamos nosotros porque en la otra  teníamos un cuarto solo para los 5 y mi tía Ana y mi primo Marcos... igual la pasábamos re lindo y en la Grande casi teníamos una habitación cada uno... ja! había que tomar un colectivo para llegar a la cocina!
En la Casa Grande funcionó una guardería, donde fueron los niños de los Sánchez Cabezudo, y de los González Díaz entre otros.
Yo y  mis hermanos, y mis primos, fuimos a esa escuela. Cuando nos vinimos a Mardel, al poco tiempo vinieron también mis primos Rey. Los primos Cedrón se tuvieron que ir lejos.
Como éramos medio medio, la directora la llamaba seguido a mi madre y le decía: "señora de Cedroooooooooooooooooooonnnnnn" es una frase que aun usamos cuando queremos reprender a mi madre.
Tenía una maestra (la Carrascosa) que siempre me confundía con mi tía Rosa.
Papá nos amplió el patio de la escuela, hizo la parte en la que nos juntábamos a jugar a la payana, me acuerdo que al patio lo dividían al medio y, de un lado jugaban los varones (parece que eran medio brutos) y del otro las nenas, pero en “el patio del Cholo” todos sentados en el piso podíamos jugar juntos.   
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Mar del Plata, 20 de septiembre de 2005.
Por Silvana Inés Lado de Cipolla.
Despidiendo al Cholo
Hoy hace un mes que perdí a Carlos y no puedo todavía escribir algo para él. Pero sí puedo hacer algo que él seguramente hubiera hecho de haber estado: escribir una despedida para el CHOLO.
No tuve la dicha de estar entre sus amigos íntimos, pero sí el honor de conocer al Cholo y disfrutar de sus charlas y anécdotas en reuniones con amigos comunes y en la Sociedad de Fomento. Y es por esos ratos compartidos que puedo decir que el Cholo era de esas personas que hacen que las palabras compromiso y solidaridad tengan algún sentido.
El Cholo llegó a Mar del Plata de la mano de su viejo que pensaba que esta ciudad era "la utopía socialista" y pronto se chocó con otra realidad. Y habrá sido por esa realidad y por ese ideal que el Cholito decidió comprometerse para que la ciudad fuera otra.
No conozco toda su trayectoria como arquitecto, y de eso podrán dar mejor fe los colegas, pero sí fui testigo de su trabajo en los planes de vivienda y de que sacaba de su bolsillo para pagar las cuotas de los beneficiarios porque "pobre pibe, la mujer quedó embarazada de nuevo y no puede pagar".
O como esa vez en que le entraron en su casa a robar y, además de ofrecerles el auto a los ladrones y ayudarles a cargar las cosas, como los chorros no sabían manejar los llevó él hasta la villa donde vivían y se vino "en bondi".
Ese era el Cholo. Preocupado siempre por los demás, por los que no habían tenido posibilidades, por los "descamisados". Porque el Cholo era profundamente peronista.
El Cholito siempre participó en la Sociedad de Fomento del barrio junto con Carlos que, al revés que el Cholo, era profundamente radical. En una elección de la sociedad de fomento, después de contar los votos el Cholo viene corriendo, se abraza a Carlos y grita "¡Carlitos, le ganamo´a los radicales!". Todos nos reímos a carcajadas y Carlos le aclara "Pero Cholito, yo soy radical". El Cholo se queda un segundo pensando, lo vuelve a abrazar y le dice "No importa, somos del pueblo, del movimiento nacional y popular"
No sé si el Cholo creía en el cielo. Pero como yo sí creo me lo imagino diseñando lugares con ventanales enormes para que entre mucha luz, peleando con San Pedro para que deje entrar a alguno que no tuvo una vida fácil y cayó en la tentación..., discutiendo mano a mano con el barba y tomándose un vinito con Carlos mientras arman un movimiento celestial y popular.
Una vez lo escuche al Cholo decir sobre alguien "es buena persona, pero tiene demasiada universidad". Y demasiada universidad no era buena si te embotaba el sentido de la calle.
¡Hasta en eso tenía razón el Cholo! Sólo la calle y la vida te enseñan la medida del adoquín cuando te golpea en la cara.
En este momento siento que nos quedan pocos locos cerca, que corremos peligro de que se extingan y perdamos a los que imaginan utopías y salen al ruedo a pelear para hacerlas realidad. Sin ellos el mundo se vuelve gris y aburrido. Así que si ven por ahí uno de estos locos lindos, abrácenlos fuerte para que no se vayan y convénzanlos pronto de que no se puede vivir sin aire.


Carta del escritor Juan Gelman a Candela Cedrón al enterarse del fallecimiento de Cholo
26 de setiembre de 2005
Querida Candela, no sabes cómo te agradezco que me cuentes lo que me contás. Quise mucho a tu papá, me alegra un montón que haya tenido cinco hijos y llegado a tener nietos, conocer esa delicia. Hacía mucho que no sabía nada de él. Osvaldo era muy solidario, me ayudó a poner en forma una casita alquilada en Castelar y también tu abuelo, el padre de Osvaldo, lo hizo. Era el más "puro" de la banda, el más sabio, y sabía desear, querer y odiar. Qué más se puede esperar de un ser humano.
No lo tomes a mal, pero me alegra que se haya ido al otro barrio de la forma en que se fue, rodeado de todos ustedes, sin sufrir de más, la morfina es una buena amiga (…) Y seguro que Osvaldo irá con ustedes en el viaje en chata al sur. Y seguro que sigue organizando el mundo, no más para divertirse.
Un abrazo muy fuerte
Juan Gelman
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Triste, solitario y final

La semana pasada la Facultad perdió a dos docentes. Nada más desparejo y distinto que Carlos Bembibre y el Cholo Cedrón. Pero La que Todo lo Iguala volvió a demostrar su poder y se fueron juntos, y por eso juntos están en este papel.
Muy distintos y sin embargo...

A Carlos Bembibre lo conocían pocos en la Facultad. No era arquitecto sino profesor de letras,  pero su apoyo desde hace más de diez años al área de Historia de Diseño Industrial fueron fundantes para los que nada sabíamos de la historia de las modas, las indumentarias y los textiles. Sin él no hubiéramos entendido nunca la complejidad de ciertos procesos que los arquitectos a veces menospreciamos. Sin él, ahora, la Facultad es más pobre.

El Cholo, en cambio, era conocido por todos, aunque los alumnos hace más de diez años que no lo tenían al frente de un curso. No me atrevo a considerarme su amigo, ni siquiera su compañero, ya que hay muchos otros docentes de la casa que convivieron estrechamente con él. Pero me animo a decir algo: su lucha incansable por la vivienda para todos parecía a veces no caber en un cuerpo tan esmirriado. Tuve la suerte de tenerlo de docente, en una dupla insólita con Azpiazu, hace años, pero además sus ideas y concreciones de los años ´70 son un mito transmitido de boca en boca no sólo en nuestra Facultad. Si estuviera aquí, seguramente seguiríamos discutiendo de temas en los que opinamos muy distinto, pero discutir de política con Cedrón no separaba, unía. El Cholo era uno de esos luchadores imprescindibles.

Bembibre trabajaba sobre la sustancia frívola por excelencia, la moda. El Cholo trabajaba sobre lo indispensable por necesidad, la vivienda. Ambos dejaron en mí mucha más enseñanza que una cosa o la otra: dejaron la pasión por dar lo que se tiene y se sabe, la fuerza de trabajar por una convicción, el amor el prójimo.

No sé como queda ahora la Facultad. Yo sé que me quedo como el título: triste, solitario y final.

Guillermo Bengoa-Arquitecto y Docente- Septiembre 2005

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Viernes 7 de Noviembre de 2008- Diario LA CAPITAL
Referente de la vivienda popular y la autoconstrucción Osvaldo "El Cholo" Cedrón fue homenajeado en Mar del Plata en un acto encabezado por el administrador del Instituto Provincial de la Vivienda .
 En el acto se revalorizó su obra, ligada al compromiso de la arquitectura con lo social y se instaló una placa recordatoria en la delegación Mar del Plata del Instituto de la Vivienda.
El titular de esa delegación del Instituto, Miguel Bartolucci, reseñó frente a diversos funcionarios provinciales, autoridades comunales y del ámbito universitario, familiares y amigos del Cholo la trayectoria de este luchador incansable que ocupó gran parte de su práctica profesional a desarrollar proyectos en el área de la vivienda popular.
Cedrón ocupó distintos cargos en la función pública: fue delegado del Instituto en Mar del Plata, responsable del programa Arraigo de Presidencia de la Nación y Secretario de Obras Públicas del municipio de Miramar.
Sus mayores logros fueron en el área de la vivienda popular: la erradicación de la Villa 7 en Mataderos en 1971, su participación en los Programas de Viviendas Pro-tierra y Pro-casa de la provincia de Buenos Aires y el armado de la Cooperativa "Nosotros Podemos" abocada a la formación y capacitación de profesionales. En el 2000, el Colegio de Arquitectos le otorga la mención especial del Premio Anual de Arquitectura, Investigación y Teoría del Colegio de Arquitectos en la categoría "Viviendas de interés social". En 2005, el Concejo Deliberante de la Municipalidad de General Pueyrredón, reconoció su trayectoria en el campo de la vivienda de interés social. En el 2006 un jurado integrado por representantes de la Federación de Entidades de Arquitectos de Argentina, la Sociedad Central de Arquitectos y FEDEMBA le otorga una mención especial post mortem premio Arquitecto Solidario AMSCA en reconocimiento a su destacada labor solidaria, su intensa actividad profesional y calidad humana.
Fue un personaje que siempre logró sintetizar lo diverso y ponerlo en acción, que aportó un plus de genialidad, compromiso, responsabilidad y voluntad en todos los espacios que ocupó, y que fruto de ello, legó a toda una generación una metodología, una posición y un ideario. 
Arq. Miguel Ángel Bartolucci
Diario LA CAPITAL - Lunes 3 de octubre de 2005
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Recordando al Arquitecto Osvaldo CEDRÓN

Hace unos cinco o seis años, en un momento de enfermedad, instándole a la abstinencia… de sus pequeños vicios, le propuse hacerle unas entrevistas para registrar su vida, ya que valía la pena registrar su obra, su pensamiento y su producción arquitectónica para así tener el material de base con la intención de escribir un libro que se llamaría “La vida, la obra y la locura del arquitecto Cedrón”. Así, con la ayuda de una estudiante que colaboró en la desgrabación, pude juntar algún material que se sintetiza en esta nota.
La despedida de este colega tiene aristas significativas que merecen destacarse por su actividad docente, profesional, gremial y política. Además, era miembro del célebre clan familiar de los Cedrón. Jorge, el cineasta desparecido, Alberto, el plástico, y “el Tata”, famoso músico de tango que brillara durante décadas en París.
Nació en la ciudad de Buenos Aires, e 1942, en el barrio de Pompeya. Luego vivió en Saavedra, de familia mitad española y mitad italiana, su padre fue un personaje anarcosocialista, mecánico, electricista, ceramista, etcétera., que educó a sus hijos según su ideario libertario.
En su juventud, la inclinación por el arte en general y las letras en particular, lo llevaron a la creación de la célebre revista “Literatura y Sociedad”, con célebres escritores como Miguel Briante, Ricardo Piglia, Spunzberg y Juan Gelman, entre otros. Toda su vida estuvo ligada a hombres de las letras como Rodolfo Walsh o Paco Urondo, con quienes mantuvo una relación personal, y además era ávido lector de César Vallejo, Pablo Neruda y Carlos Fuentes.
Estudió en la Escuela Industrial, recibiéndose de Maestro Mayor de Obras, y de Arquitecto en la Universidad Nacional de La Plata. Allí, como en todas las facultades del país, la polémica estaba entre los wrightianos y los lecorbusieranos, entre racionalistas y organicistas; pero al Cholo le gustaba Mendehelson, el expresionismo que conoció de la primera lectura que hizo del libro de historia que escribiera Bruno Zevi… Lo cautivó y también fue admirador del finlandés Aalvar Alto. Tuvo de profesores a Bidinost, Chute, Winograd, Soto, González Capdevila, Gazzaneo, que formaron parte en La Plata de la generación más importante de profesores de la época brillante de la universidad argentina de los sesenta.
Fue docente de la UNMDP desde la normalización democrática del ’83, trabajó como docente regular y como profesor invitado en distintas cátedras, así como dictó cursos de postgrado. Polemista, conferencista y expositor en numerosos congresos, talleres y seminarios de su especialidad.
Fueron muy concurridos sus cursos regionales de postgrado en Tierra y Vivienda, donde los alumnos hacían un proyecto con una institución mutual, cooperativa o gremial y se les facilitaba el acceso a un crédito para que los alumnos pudieran construir sus proyectos.
Su práctica profesional en el ejercicio de la profesión lo llevó a estar relacionado internacionalmente con colegas de su especialidad y con arquitectos importantes del país y de la ciudad. En la primera etapa de su actividad en La Plata, Gran Buenos Aires y Capital Federal, estuvo asociado con Juan Molina y Vedia, y el regreso a nuestra ciudad fue de la mano de Justo Solsona, que lo recomendó en la construcción del estadio mundialista. Después desarrolló su actividad en el estudio-casa de Carballo y Estrada con sus históricos compañeros de Villa 7, Hugo Santella y Vicente del Hoyo, por citar sólo a dos de los innumerables colegas que compartimos su trabajo.
En el ejercicio liberal proyectó y dirigió innumerables obras, como el Hospital Privado de la Comunidad, viviendas unifamiliares y multifamiliares –algunas de las cuales merecieron premios del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires y de la asociación de Arquitectos.
Fue activo militante gremial en la fundación del gremio de docentes universitarios y del Colegio de Arquitectos, donde fue miembro del Cuerpo de Jurados y Asesor de Concursos, y ganador de varios, entre los que se destacan el de la Asociación de Arquitectos en la categoría de Vivienda de Interés Social y el de Ideas para la definición del borde de la ciudad donde resultara ganador el equipo que dirigió.
La síntesis de su actividad se dio en la política, donde pudo reunir sus capacidades técnicas e ideológicas, fue un militante empedernido del peronismo, desde el peronismo revolucionario de los 70 hasta hoy, tuvo toda su vida una opción preferencial por los pobres.
Ocupó distintos cargos en la función pública, Delegado del Instituto de la Vivienda de la Pcia. de Buenos Aires, Responsable de proyecto en el Programa Arraigo de la Presidencia de la Nación y Secretario de Obras Públicas de la Municipalidad de Miramar.
Fue el iniciador, el armador, el personaje convocante de los grupos político-técnicos del peronismo en sus distintas etapas, el Instituto de Ciencia y Cultura para la Liberación, el Centro de Estudios y Proyectos para la Renovación Justicialista, entre otros.
Sus mayores logros profesionales fueron en el área de la vivienda popular, que cultivó en una dilatada trayectoria, desde la célebre radicación de la Villa 7 en Mataderos en 1971, lugar de “peregrinación” de estudiantes y arquitectos, pasando por los programas de viviendas del Pro-tierra y Pro-casa de la Pcia. de Buenos Aires hasta el armado de la Cooperativa “Nosotros Podemos”, hasta las últimas en el barrio de Constitución-Caisamar. Cambió el paradigma único y hegemónico del profesional liberal que hace una práctica de clase de profesión, por un prototipo de arquitecto al servicio de los sectores más desfavorecidos.
La experiencia de la Villa 7 o finalmente como se llamó, el barrio Justo Juárez, se hizo desde la Comisión Municipal de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires, tuvo la virtud de cambiar el concepto de “erradicación” de villas, por el de “radicación” en el mismo lugar y, además, por hacer participar a los villeros en las discusiones sobre el proyecto de sus viviendas y participar como obreros en la construcción, algunos de ellos del oficio y otros que se capacitaron técnicamente en esta experiencia.
El proyecto comenzó con la consolidación de la villa, construyendo pisos de cemento en los senderos peatonales entre las casillas, haciendo las canalizaciones de las aguas pluviales, colocando canillas de agua y construyendo una Guardería para que las madres pudieran ir a trabajar e incrementar sus ingresos fuera de la villa o en la autoconstrucción de partes de sus viviendas.
El proceso terminó con ciento veintidós familias alojadas en tiras de planta baja y tres o cuatro niveles, más una torre de diez pisos. Uno de los logros arquitectónicos que el autor valoró más en esta obra fue el lenguaje y un sistema de signos que fuera comprendido por todos, así como la disposición del conjunto de tiras que generaban calles con una alegoría moderna y digna de las calles internas de la villa.
La muerte de “el loco” o “el Cholo”, no fue sorpresa para nadie de los que estábamos cerca, sabíamos de su enfermedad y le conocimos una vida donde los pequeños vicios minaron la salud del gran hombre, del gran arquitecto. Supo ser un gran compañero y un amigo de muchos.
Tuvo, de parte del Concejo Deliberante un homenaje-distinción hace unos meses, la iniciativa fue del Concejal y colega Marcelo Artime quien, mediante una Ordenanza le otorga público reconocimiento a su labor político- técnica.
Hoy, la pérdida de Cedrón, deja un vacío importante en la profesión y en la militancia, ya que el Cholo, en la escala de Bretcht, era uno de los imprescindibles.


Mi historia con el Cholo
Por Cecilia Vaisman

Lo conocí en 1996 cuando el SuteBA intentó armar un plan de viviendas para los afiliados que no contábamos con casa propia. Cholo era el arquitecto encargado de armar este proyecto.
En ese momento yo vivía con mi madre y mi hija de dos años, en una vivienda prefabricada instalada en un terreno prestado y sin posibilidades concretas de mejorar mi situación. 
 Después de un año de largas y tediosas reuniones, el grupo se diluyó, pero yo seguí en contacto y comenzamos a reunirnos con otro grupo de gente en el estudio que tenía en su casa (Estrada y Carballo).Luego de otras muchas y largas reuniones, el Proyecto se cristalizó a través de la Cooperativa “Nosotros podemos” que él presidía.
Llegado el momento de comprar los terrenos para comenzar a construir, yo no había podido reunir los $4000 necesarios para dicha compra colectiva, fui a decirle que me bajaba del proyecto y él me respondió: -aguantame hasta que empiece piba, ahora no te puedo prestar… pero yo te voy a hacer tu casa”. Y así fue, hace once años que vivo en mi casa, que  es parte del “Proyecto de las 31 viviendas de la “Cooperativa Nosotros podemos”, tengo escritura y pago los impuestos como cualquier ciudadano. La casa es la mejor que pude haber tenido, porque la logramos con el esfuerzo conjunto y sobre todo con la invalorable convicción y fuerza contagiosa del querido y recordado Cholo.
Mi admiración, gratitud y cariño hacia este personaje entrañable, me permiten proponer su nombre para la escuela, sabiendo que toda la comunidad educativa podrá sentirse orgullosa y representada por sus virtudes.
Pudo dedicarse a construir viviendas que le redituaran más  dinero y prestigio, le sobraba talento, sin embargo se dedicó a construir esperanza donde no la había.
Palabras del “Cholo”

Hace unos cuantos años, vi una película de Fellini que se llamaba La Dolce Vita , que tenía 5 historias. En una de las historias se habían juntado algunas parejas de clase media que tenían problemas amorosos, problemas de que no podían amarse. Entonces, se juntaron en un lugar cerca del puerto, invitaron también a la conversación a una chica que trabajaba en la calle. Se juntan, hablan; hablan todas las parejas, todo el rato, y entonces, de repente, se levanta esta chica, carga su carterita y dice: ‘me voy, yo no hablo de las cosas: las hago’”.

Palabras de introducción a la ponencia del arquitecto Cedrón en el Seminario Internacional “La ciudad para todos” sobre la Práctica de la autogestión constructiva: El caso de la Villa 7.

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